Blogia

Marjabakum!

Y llegó la noche

Y llegó la noche

Y llego la noche..... todo estaba en orden , las flores , la chimenea prendida, la champaña helada, el perfume adecuado, la hora perfecta, sólo faltaba ella.
Daban las 9 en punto y golpearon la puerta. Mi piel se puso de gallina de los nervios que me dieron.
Era ella , la que tanto había esperado.
Abrí raudamente y ahí estaba con un vestido de seda blanco que contrastaba perfectamente con su piel canela. Era perfecta.
Su pelo brillaba con el resplandor de la chimenea, y sí, venia con los ojos vendados tal como se lo había pedido.
Le tome la mano, y la hice pasar. Le di un beso en la mejilla donde aproveche de sentir ese perfume que irradiaba; suave y agridulce como los mejores manjares que se han visto alguna vez.
La acompañe de la mano hasta la mesa; le pedí que se sentara, y le serví una copa. La champaña burbujeaba como si estuviese hirviendo. Lo bebió lentamente y con una sonrisa me demostró que ya estaba a gusto. Me paré tras ella y de apoco le solté la venda, y mientras la dejaba caer por su cuerpo notaba el brillo de sus ojos de ver tan lindo arreglo, ella se levantó y en un abrazo me agradeció la atención.
Nos volvimos a sentar, pusimos música y empezamos nuestra aventura mientras compartíamos los mas deliciosos bocados junto a nuestras copas.
Reíamos , nos mirábamos, coqueteábamos con nuestras miradas, todo iba viento en popa. Terminamos la cena con un chocolate de esos que con solo un pedazo te envuelven de energía, y la música cambió. Me estiró la mano y me sacó a bailar. !Uf! ¡Como temblaba! parecía un primerizo. Ella muy segura tomó la iniciativa y me puso su mano sobre mi cuello.
Bajamos las luces y sólo dejamos la de la chimenea. Acabó el tema y sólo se escuchaba el ruido de la lluvia que pegaba en la ventana, nosotros seguimos bailando al son de las gotas que caían una a una. En ese momento me atreví y la besé en los labios. Un beso pequeño, dulce, y con mucho amor. Fue corto pero duró en mi cabeza hasta el día de hoy. Una cosa llevó a la otra y así las horas parecían de mil minutos cada una, inolvidables sin duda. Hoy veo las cenizas de la chimenea, la champaña a media botella. Sigue lloviendo, ella duerme, y yo sonrío.
La mejor noche de mi vida ya ha pasado, a lo mejor no volverá pero a ella..... ..no la dejo ir de mi vida.

De Mikel a Galia en su "primera cita"

Gatos

Cuenta la leyenda que una princesa persa era pretendida por un mago malvado. Éste, al ver que los labios de la princesa sólo suspiraban por los amores de otro caballero, preso de la ira, la maldijo.
Así la muchacha si quería salvar la vida de su amado debía enrollar diez mil madejas de lino en treinta días.
La princesa sabedora de que el amor de su vida estaba ahora en sus manos, desesperada y presa de la angustia, pidió a sus tres gatos que la ayudaran en tan dura empresa.
Estos trabajaron día y noche, y a los treinta días consiguieron terminar el encargo.
El amante fue salvado y se casó con la princesa. En cuanto a los gatos, por su fuerza y amor hacia su señora, fueron recompensados con la facultad de ronronear; en recuerdo del rumor del aspa del lino.

Amanecer

Amanecer

Mis ojos empezaron a humedecerse, les costó definir la sombra que se erguía frente a ellos. Pero le hubieran reconocido allí dónde le vieran. Todas las dudas, todo el vacío, toda la tristeza que me había embargado hasta la hora se ahogó al tenerle a mi lado. La expresión de su rostro marcaba un punto de preocupación. Imaginé que por su mente, en mis horas de ausencia, habría pasado la idea de que escapaba de su lado. Ni un solo reproche. Me abrazó con tal intensidad que deseé que ese abrazo no terminara nunca, besó mi pelo; me apartó unos centímetros para poder mirarme a los ojos llorosos, y con la sonrisa más bella que haya visto jamás me susurró...- Te he echado de menos, tonta. No pude reprimirme y rompí otra vez en lágrimas. Me sentía tan afortunada de tenerle, y sí, puede que no le mereciera pero este ángel solo pasaría una vez por mi vida, y no deseaba dejarlo escapar.
- Ven- me dijo en tono tranquilizador- acompáñame. Nos acercamos a su coche y sacó del maletero una manta de franela, una vez me acomodé en el asiento, cubrió mis rodillas con ella, le miré con ojos inquisitivos, pero por toda respuesta esbozó otra de sus sonrisas. – Ya lo verás.
Desconozco cuánto recorrimos, porque me quedé dormida en el trayecto.
Desperté en cuanto paramos, estaba desconcertada.
Se apeó del coche y abrió mi puerta. Rozó con su mano mi mejilla y me ayudó a salir.
Entonces lo entendí todo. Nos quedamos de pie, envueltos en la manta, dejando que los tonos ocres sustituyeran las sombras e invadieran todo el espacio, bañando nuestras siluetas, perdiendo la vista en el horizonte. Nunca tanta hermosura brilló con semejante fulgor, nunca antes, nadie, me había brindado... un amanecer.

Chocolate

Chocolate

Muy bien, ya acabé con los bombones. ¿ Por dónde seguimos ?

¿?

¿?

¿ Habrá algo mejor que una orgía de chocolate cuando estás depre?

Aromas

Aromas

Mamá olía a Nina Ricci cuando me abrazaba. Papá a Brummel cada mañana cuando se colocaba las acreditaciones. Toni huele a prisa siempre, y Marta a paz cuando abre la puerta. Yo olía a galleta en el Instituto ( eso me decía José Manuel) no sé a qué oleré ahora. Alberto cuando me acompaña hasta el portal huele como mi abuelo, por eso sin él saberlo, nunca le querré como nada más que un amigo. Fígaro huele siempre a gato; obvio, pero Kitty a veces a suavizante. Mario mientras me hacia cosquillas con su cadena olía a dulce avidez. Joseph al pedir permiso para deslizar su mano bajo mi blusa a tierna inocencia. Jorge impregnaba su ropa de arrogancia y yo me arropaba con ella por las noches. Miguel sin embargo olía a libertad al deshacerse en besos por mis hombros... a veces creo que sigo oliéndola.

Duendes

Duendes

Es... es increíble, yo no lo aguanto más, voy a tener que empezar a tomar medidas drásticas, así es imposible vivir aquí. Que no, que no me da la gana, pero ¿Qué se han creído estos desgraciados? ¿Dónde está la otra maldita zapatilla? ¿Eh? ¿Qué se creen que la casa es suya? Pues no señor. Estoy harta, hartita ya..
Nunca habéis tenido duendes en casa? Sí, ahora pensareis que se me va el panchito, pues no. Es la única explicación razonable, sí, he dicho razonable, ¿Qué pasa?
En las pelis, en lo cuentos; los duendecillos, son buenos, ¿A que sí? Pues mira, la vida es injusta, a mi me han tocado los cabroncetes. Yo no sé que les he podido hacer, yo que sé, he llegado a pensar a ver si es que hace unos meses cambiando los muebles de sitio, me cargué a alguno de ellos, y ahora piden venganza.
La cuestión es que la han emprendido con las zapatillas. Parece algo estúpido, ¿verdad? Pues no lo es en absoluto, han organizado un caos técnico que ríete tu de la huelga de los controladores aéreos. Nunca hay ninguna del mismo par. Oh, si, qué trauma pensareis, pobre desgraciada, no encontrar las zapatillas. Pero es que pasa cada mañana, ¡Es frustrante!. Y no sólo es que me cabree porque escondan las mías, es que claro, me obligan a buscar otra de otro par, y como se han hecho fuertes debajo de mi cama, pues acabo teniendo que robársela a otro habitante de la casa, que claro, a su vez se queda con un zapato menos, pero ellos, ellos no piensan en los duendes, ellos sólo me ven a mi con su zapato.
Opté por comprarme un gato, digo a ver si los amedrenta... Pero estoy empezando a pensar que ese sucio traidor se ha pasado al otro bando... porque yo no veo ningún resultado. Es más, estoy segura de que es un doble agente, estoy por decirte que han montado una especie de piso franco entre el deshumidificador y el armario empotrado... Vamos, que o hago algo o me veo el resto de mi vida con un pie calzado de satén rosa y el otro de franela a cuadros. Y no creáis aquí que me quejo sólo por la estética, si es por no decir lo de la diferencia de las suelas. Ah, ¿Que no lo sabíais? Pues ningunas zapatillas tienen el mismo alto que las demás, y claro, voy yo por la casa como el jorobado de Notre Dame... y ya no es eso lo peor. Mucho me temo que se están organizando en comandos, porque sospechosamente, están empezando a desaparecer gomas de pelo, imperdibles ( efectivamente, son un mito, sí, se pierden), roscas de pendientes, cargadores de móvil, barras de labios... (lo de los calcetines ya me explicaron que era cosa de las reencarnaciones de la lavadora).
Me pregunto si habrá una especie de Mossad para casos de estos. Si alguien sabe qué hacer...

Peón

Peón

Eso fui, un peón. Una baja aceptable en tu tablero.

Adiós

Adiós

Él la amaba por encima de todas las cosas, la cuidaba y protegía con ardiente devoción y la celaba en su urna de cristal sin saber que ella, cada noche, era profanada en templos ajenos. La única noche en que la reprochó, la urna amaneció vacía.

Estoy perdida

Estoy perdida

Por favor. Por favor... ¿Puedes ayudarme?

Llevo semanas perdida... ¿Sabes cómo puedo llegar de nuevo a mi cáscara de nuez?